Bueno, ya estamos aquí un año más, viendo como sus horas se
acaban y vienen empujando al que llaman el año de la niña bonita. Un poco melancólica, la verdad, como cada año por estas fechas.
Resumiendo el año...en dos palabras: IM - POSIBLE.
Han sido muchísimas cosas las que debería dejarme atrás
para describir un año en el que me han acompañado:
La SALUD en mayúsculas y subrayada, sin hacerle
demasiado caso a los pequeños achaques que se empeñan en colarse sin permiso de
tanto en tanto.
El Amor,
del bueno, del entrañable, del que levanta sonrisas, del que despierta todavía
y una y otra vez la sensación de seguir vivo, del que arranca una carcajada,
del que no se debe olvidar.
La familia, la que por suerte me tocó en
la vida y todavía tengo y la mía propia, la que he logrado construir y de la que me siento tan
orgullosa.
Los amigos, los de tantos años, los
auténticos, los que siempre tienes en el recuerdo y con los que siempre puedes
echar unas buenas charlas. Los nuevos, los viejos, los que llegarán.
El dinero, porque hay trabajo...que si no...
El
trabajo, un bien preciado al que me agarro
como una lapa, que multiplica su valor cuando encima te gusta.
El coraje y la fuerza, esa que sale
de dentro, esa que se convierte en huracán hasta en los momentos en los que
crees que ya no puedes más. Y siempre se puede un poco más.
El tiempo, ese que todos queremos
estirar cuando algo nos gusta, ese que querríamos devorar cuando las cosas no
salen bien. Ese que pasa inexorable para todos.
La ilusión,
esa que cultivo tanto como sé, para poder llevar a cabo mis propósitos.
El aprendizaje, el de todos y
cada uno de los días de mi existencia. Se aprende siempre, hasta de lo malo.
La mesura, esa cosa
que me cuesta tanto contener y mantener todavía en demasiadas ocasiones.
El éxito,
ese que nada tiene que ver con lo superfluo, sino con los propósitos que
alimento con cariño todos los días de mi vida, aunque en ocasiones, y solo en ocasiones, me salga el
pequeño monstruito que llevo dentro.
La felicidad, la que
busco sin cesar abriendo mucho los ojos, y saboreo cuando alcanza mi alma,
mis recuerdos, mi presente y mis mejores deseos bajo un profundo y orgulloso
suspiro.
Mi sueño, el de ver publicadas, a fecha de hoy no una, ni dos, sino tres. Tres novelas como tres soles que ya forman parte de mi legado. Así, sin más: Orgullosa hasta el tuétano estoy de ellas.
La vida,
que ahí es nada…
Las sonrisas sonoras, el aire resco en la cara, los proyectos, mis hijas, las ganas, la gratitud, la suerte, los retos, sumar, multiplicar…Si me dejara llevar tardaría un año, por lo menos, en
dejar plasmado todo lo que siento, todo lo que pienso y todo lo que quiero
seguir viviendo…y podría incluso escribir un libro. ¿Qué no me creéis? Sólo es
cuestión de tiempo.
Pepa Fraile 2014©