22 nov 2010

La máquina olvidada


La verdad es que hasta hace bien poco tiempo pensaba que no había nada como escribir a mano, de hecho todavía lo hago muchas veces. Me relaja, me da tiempo a seguir pensando mientras voy recorriendo el trazo de las letras que voy plasmando en el papel. Pero eso está cambiando, y me sorprendo. Cuando me pongo a escribir sigo un ritual más o menos igual en todas las ocasiones, y si no tengo un papel en blanco (en blanco, sin rallas, ni cuadros ni nada), el bolígrafo y mi estuche a mano, no soy nadie. El bolígrafo tiene que ser uno en concreto, que me ayude a inspirarme, y como la inspiración nunca es igual, el bolígrafo tampoco, así que acumulo bolígrafos por toda la casa. También me acompañan algunas plumas , de varios colores. Me acostumbré a ellas cuando a la fuerza, por un problema de salud, tuve que aprender a escribir con "la otra mano", soy zurda aunque soy capaz de escribir con las dos. Mi derecha es "la otra mano". Mis papeles, mis bolígrafos y mis plumas me acompañan aunque mis dedos tecleen, la mayoría de las veces, directamente en el ordenador, que se ha convertido en uno de mis inseparables, junto al papel, al bolígrafo y a las plumas. Está muy bien, porque escribes, borras, vuelves atrás y adelante con mucha facilidad, y puedes ver varias pantallas a la vez sin necesidad de dar vueltas a las hojas. A pesar de todo, como un buen borrón no hay nada, eso lo tengo claro. Los tiempos han cambiado mucho, atrás quedaron aquellas máquinas de escribir que han dado paso a los más modernos ordenadores, de todos los tamaños y grosores. Sufro mucho en ocasiones en las que, como buena desordenada selectiva que soy, pierdo los archivos en el insondable mundo del disco duro. Sudo para encontrarlos y cuando los encuentro los grabo aquí y allá para asegurarme de que estén a buen recaudo. Noooo! en el escritorio no, que se pueden perder. Mierda! ya los guardé en el escritorio, vaya por dios.
Eso sí, a pesar de lo que me cuesta a veces, lo que intento no perder nunca son los papeles. Yo lo intento. PepaFraile 2010

16 nov 2010

Las siete verdades de Elena

Una infancia triste, un pasado lleno de mentiras, una familia que no era la suya, un amor perdido, un hijo, un amor reencontrado, un futuro incierto, una fuerza nacida desde dentro y una vida llena de esperanzas y de metas que ahora ya no dejará escapar. Siete verdades.
Así es mi protagonista. Así la estoy conociendo. Recogiendo muchos pedacitos de otras vidas, reales o inventadas, que en algún momento han pasado por delante de mis ojos y han quedado en mi cabeza y en mi corazón. Elena.
PepaFraile2010

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